El mundo es un pañuelo.

Hoy me ha pasado algo que todavía no me creo y me gustarían contártelo con pelos y señales. 
***
Ha empezado el día, (por cierto hoy es viernes, igual no te has enterado) todo normal, de casa a clase y de clase a casa, pero cuando he llegado a casa he decidido dar un paseo, desconectar de los murmullos y críticas de la gente. Estaba explorando el pueblo y vaya pueblo más aburrido, todo gente mayor, repleto de pistas de petanca y sin un alma con aires de joven por allí. Al no encontrar a nadie, he decidido rodear una pequeña colina, donde a medio camino me he parado a tomar el aire y a oír los pájaros, el sonido del silencio y como la brisa hace vibrar los árboles. 
Es curioso, pasado unos 15 min pasa un hombre solitario y con pintas desgarbadas, hablando solo. Me daba miedo, la verdad es que por muy valiente que seas, cuando estás sola, la valentía se va volando. Menos mal que pasó de largo. 
Cuando llegó a la punta de un pequeño saliente cerca de donde yo estaba,  gritó:
DESCONOCIDO: ¡Me voy a tirar. Que le den a la vida!
Salté del susto y corrí a ayudarle, estaba claro que algo muy duro le había pasado. 
YO: ¿Qué estás haciendo? No saltes, no merece la pena. -dije yo, con hilo de voz. 
DESCONOCIDO: ¡Joder todo me va mal! Solo quiero terminar con esto. -Dijo él balbuceando y sin vocalizar las palabras.
YO: Apestas a alcohol, mmmm... Cuéntame que te pasa antes de terminar con tu vida... ¡por favor! 
DESCONOCIDO: Mi novia me ha dejado solo y hecho una mierda, además se ha ido con otro mejor. Después se ha muerto mi abuela por eso estoy aquí, yo crecí en este pueblo. Solo con esto estoy hundido, y por si fuera poco necesito mucha concentración para hacer mi trabajo, bien hecho... Con todo lo que me pasa mi vida se va a la mierda y encima sin un duro. 
YO: Perder a alguien que no te quiere no es una gran perdida ¿Sabes?, tu abuela te aseguro que ella ha vivido y disfrutado la vida al máximo y... bueno, en algún momento de nuestra vida tenemos que morir, es ley de vida. Además, seguro que el trabajo te mejora, al menos si asientas la cabeza de una vez. ¿De qué trabajas? 
DESCONOCIDO: ¿No sabe quien soy? Bueno la verdad es que es lo normal, soy un mierdas y eso nadie lo cambiará, por cierto soy humorista y me llamo Iñaki Urrutia. 
¡Diario que era Iñaki Urrutia! El chico que tenía delante de mí era uno de mis grandes ídolos y al quien admiro con locura. Mis latidos del corazón se aceleraron y empecé a respirar más fuerte, de tanto aire que necesitaba para tenderme de pié. 
YO: Ahhh, si que he oído hablar de ti, no eres malo, tienes talento nato. Mira, no te tires, hablemos, intentemos que tu vida vuelva a la normalidad y después si no estás contento, te animo a tirarte. 
IÑAKI: ¿Sabes? Eres la primera persona que me hace sonrreir en estas dos semanas. 
YO: ¿Tienes una casa por aquí?
IÑAKI: Si, está en la plaza de la iglesia. Por cierto, ¿Me dices tu nombre?
YO: Lo siento, que maleducada me llamo Alejandra, los amigos me llaman Alex. ¿Te acompaño a casa?
INAKI: Si, por favor, me mareo. Dame tu número y te llamo sobre las 4 y quedamos, espera si quieres. Por cierto, muchas gracias, nadie sin saber mi nombre se hubiera preocupado por mi.
YO: De nada hombre y si, si que quiero... Va, vamos que te acompaño, que no estás en buen estado.
Se ha pasado todo el camino contandome su vida, la verdad esque llegar donde está tiene mérito. Lo he dejado en su casa y me he vuelto aquí a contarte lo sucedido. Buenas noches, espero con ansias contarte lo que pasará el sábado.